domingo, 24 de abril de 2011

FALACIAS, SOFISMAS Y ENTIMEMAS


La palabra falacia se deriva directamente del latín, fallacia-ae, que pasó al español como falacia, engaño, ardid, superchería, encantamiento, embrujo.

El vocablo latino fallacia, procede, a su vez del verbo fallo-fallare, inducir a error, engañar, ser infiel, no cumplir, simular.

Este término se usa en ocasiones como equivalente a “sofisma”, en el sentido de argumento aparente o argumento que no es, en realidad, un argumento, esto es, un buen argumento (que es lo que se supone que deben ser todos los argumentos, ya que, de lo contrario, no son propiamente argumentos sino justamente falacias o sofismas).

Una falacia, lo mismo que un sofisma, es una forma de argumento no válida.

Respecto al vocablo sofisma la etimología es diferente, pues éste se deriva del griego sòfisma-sofismatos, habilidad, destreza, ingenio, artificio, astucia; posteriormente sofisma con el sentido peyorativo que se intensificó por los calificativos que Sócrates y Platón dieron a los razonamientos propios de los sofistas.
Técnicamente, el sofisma era: una refutación aparente, mediante los cuales se quiere defender algo falso y confundir al contrario. Lo usual es usar los términos sofisma y falacia en el mismo sentido.

En consecuencia, una falacia es un razonamiento incorrecto, dotado sin embargo de fuerza persuasiva y apariencia de ser un buen razonamiento. Otra definición que coincide en forma esencial con la primera es: “una falacia es un tipo de argumento que puede parecer correcto, pero que demuestra, luego de examinarlo que no lo es”.

Se distinguen, entre las falacias, dos grandes grupos: las falacias formales y falacias informales o por razón del contenido. Las falacias formales son argumentos incorrectos por razón de su forma, o estructura, si bien, debido también a su misma forma tienen una cierta apariencia de validez. En los silogismos, las falacias formales más comunes son las que se cometen por razonamiento incorrectos por causa de un término medio no distribuido que no se toma, por lo menos una vez, en toda su extensión, por ejemplo:

Los hombres son seres humanos
Las mujeres son seres humanos
Los hombres son mujeres

El término medio todo ser humano no se toma en toda su extensión, su referente no es toda clase.


Las falacias informales o materiales son argumentos incorrectos, no por razón de su forma o estructura, de la que carecen o que es irrelevante, sino porque, debido a una cierta aptitud psicológica para persuadir indebidamente, parecen argumentaciones. Se dividen normalmente en falacias de ambigüedad y falacias de atingencia o de relevancia.

Las falacias de ambigüedad son argumentaciones que recurren, precisamente, a la ambigüedad, esto es, a términos o enunciados, cuyos significados cambian en el curso del argumento (en especial, por ser términos o vocablos polisémicos).

Las principales falacias de ambigüedad son:

La ANFIBOLOGÌA: Cuando la ambigüedad depende del significado confuso de la frase entera o, en el caso de un razonamiento, de la ambigüedad de las premisas cuyas formulaciones son ambiguas a causa de su construcción gramática. Un enunciado anfibológico puede ser verdadero bajo una interpretación y falso bajo otra.

El ÈNFASIS O ACENTO: Cuando la ambigüedad depende del tono  que se da a una frase o a un término de la misma. Así, en la frase: No debemos hablar mal de nuestros amigos, que en principio es válida, si se acentúa o se pone el énfasis en debemos hablar, de modo que para marcar tal énfasis se hiciese una pequeña pausa, el sentido cambia en forma esencial a: No, debemos hablar mal de nuestros amigos.

Las falacias de antigencia o de relevancia son argumentaciones en las que las premisas no tienen relevancia lógica respecto de la conclusión; lógicamente no tienen nada que ver con la conclusión, esto es, son irrelevantes al respecto, por ello màs bien deberían llamarse de inatinencia o de no antigencia, puesto que no existe una relación entre las premisas y la conclusión

ENTIMEMA

En, la lógica Entimema es el nombre que recibe un silogismo en el que se ha suprimido alguna de las premisas o la conclusión, por considerarse obvias o implícitas en el enunciado. Al entimema se le conoce también como Silogismo Truncado.

Aristoteles  creador del silogismo, creó el término y el propio concepto de entimema con dos nociones diferentes.
En otro momento hace referencia a un silogismo incompleto en el sentido de que no se expresa una premisa, que se da por implícitamente sobreentendida.

En función de la premisa que se omita, los entimemas pueden clasificarse como de:
§  Primer orden, que carece de la premisa mayor.
§  Segundo orden, que carece de la premisa menor.

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